25 ene 2013

Gilles Lipovetsky y Jean Serroy, La pantalla global


























La pantalla global. Cultura mediática y cine en la era hipermoderna es el título completo del libro que Lipovetsky y Serroy publicaron en Francia 2007 y que Anagrama editó en 2009. Utilizando el cine punto de apoyo, el libro desarrolla un análisis de la lógica y los pilares fundamentales de lo que los autores denominan «era hipermoderna», una «segunda modernidad» (48), ya que no les convence el término «posmodernidad»), que se habría comenzado a finales de los 70. Estaríamos hoy en una «especie de modernidad al cuadrado y superlativa» (49). Lo que tratan es de reconocer en el cine los principios elementales de la sociedad hipermoderna a la vez que estudian los rasgos de una nueva etapa del séptimo arte.

El libro se divide en 3 partes además de la introducción y la conclusión. La primera, titulada «Lógicas del hipercine»), estudia los 3 tipos de imagen que articulan la identidad de la fase actual del cine: la imagen-exceso, la imagen-multiplejidad y la imagen-distancia. Abundancia de elementos en pantalla, infinitud de perspectivas, temas, formas de abordarlo, etc.; transformaciones en estructuras básicas de la sociedad moderna (roles adjudicados a los sexos, a las edades...) que rompen con planteamientos simplistas; y abundancia de referencias, cita y tono irónico e iconoclasta son, muy resumidamente, las facciones de la lógica del hipercine. Por ejemplo, a propósito del tratamiento de la vejez:
El "viejo" es hoy un individuo que se niega a soportar pasivamente el peso de la edad. Aunque ya no es objetivamente joven, hace suyos los valores juveniles de la actividad, el dinamismo, la forma física. Antes, la vejez era el momento, al menos idealmente, en que el individuo se resignaba a su muerte. Hoy, la tercera edad niega que tenga cerrado el futuro y que su suerte esté echada (113).

La segunda parte se titula «Neomitologías». De entrada nos recuerda la importancia del relato para el cine y las sociedades. Los autores abordan aquí muchos temas. Por ejemplo, quieren mostrar en poco más de 30 páginas cómo el hipercine refleja los pilares de la sociedad hipermoderna: tecnociencia, mercado, individuo y democracia. Tarea complicada que se resuelve citando una gran cantidad de películas y datos. La argumentación convence por la profusión de ejemplos, pero se echa en falta un desarrollo más detenido de este tema. Y no es lo único que se trata en esta parte. También hay espacio para un análisis de los rasgos de los documentales contemporáneos que tanto éxito cosechan. En este blog hemos mencionado 
alguno.

La última parte («Todas las pantallas del mundo») desarrolla la idea de, por decirlo con Hegel, la presencia del espíritu del cine en el mundo. El mundo de las pantallas, se entiende. Lipovetsky y Serroy abordan la pantalla televisiva, publicitaria y artística. También los videojuegos, los videoclips, y otros formatos. Tratan de rastrear la presencia del cine en todos estos géneros audiovisuales. Su tesis, que late también en los capítulos anteriores, podría resumirse en estas líneas:
Nace una cinemanía que, a través de la televisión y más allá, a través de las demás pantallas, inaugura un nuevo estilo y una nueva mirada: la cinevisión. El sueño no se espera sólo en la ficción cinematográfica, sino también en una realidad audiosivual, filmada y con guión. Después de soñar con otros mundos, queremos el sueño y las sensaciones en todas las pantallas del mundo (238).

Sin duda, lo más discutible del libro (ya que en erudición de cine Lipovetsky y Serroy son indiscutibles) sea el título y las vueltas que dan con la modernidad y la hipermodernidad. Otro comentario de este libro lo advertía al final con su "moraleja: No estropear magníficos análisis poniéndose estupendos con los títulos".













No hay comentarios:

Publicar un comentario