31 ago 2012

Terranigma (contiene spoilers)

Este pequeño comentario a Terranigma contiene una dosis elevada de destripe. Aquel que no conozca el desarrollo de este videojuego, pero que tampoco esté interesado en jugarlo sino sólo en tener una cierta noción de él, puede comenzar a leer cualquiera de los numerosos análisis y artículos que hay en internet. Por ejemplo, el de Wikipedia, el sintético pero recomendable de Pixfans, o el más extenso de Drakenland.

Previsiblemente prepararé y subiré más comentarios a Terranigma más adelante.




1. El ser humano es un ser técnico.



























Estas imágenes no nos dicen nada que no sepamos ya, y desde hace bastante tiempo. La idea de que el ser humano se distingue por la habilidad tecnológica puede rastrearse, al menos de manera germinal, hasta el mito que atribuye a Prometeo la creación de los hombres. Platón nos lo cuenta en el Protágoras:


Era ya el día destinado, en el que debía también el hombre surgir de la tierra hacia la luz. Así que Prometeo, apurado por la carencia de recursos, tratando de encontrar una protección para el hombre, roba a Hefesto y a Atenea su sabiduría profesional junto con el fuego (ya que era imposible que sin el fuego aquélla pudiera adquirirse o ser de utilidad a alguien) y, así, luego la ofrece como regalo al hombre (321b-d).
El hombre es el último en llegar y ya está todo repartido. Alguien le concede, posiblemente entre una mezcla de tristeza e indignación por la situación, la sabiduría profesional de los dioses. Es el homo faber (el técnico, el trabajador) de, entre otros, Bergson, Arendt y el Ortega de la Meditación de la técnica


El hombre no tiene empeño alguno por estar en el mundo. En lo que tiene empeño es en estar bien. Sólo esto le parece necesario y todo lo demás es necesidad sólo en la medida en que haga posible el bienestar. Por lo tanto, para el hombre sólo es necesario objetivamente lo superfluo [...] La técnica es la producción de lo superfluo: hoy y en la época paleolítica [...] El hombre es hombre porque para él existir significa desde luego y siempre bienestar; por eso es a nativitate técnico creador de lo superfluo. Hombre, técnica y bienestar son, en última instancia, sinónimos (Obras Completas, 6ª ed. de 1964, T5, pp. 328-329).
Y ahora hay que decantarse por alguna salida. La habilidad técnica es el punto de partida, ¿pero a dónde nos lleva? Ante esta pregunta, Terranigma escoge el camino de la desconfianza.





















Podríamos decir que Terranigma es un producto más de las filas del pesimismo hacia la técnica. El mundo fue destruido por una debacle tecnológica y Ark debe devolverlo a la vida. Sin embargo, el videojuego busca aportar algo de complejidad a la cuestión, y lejos de mantener una postura tan sencilla, prefiere sembrar la ambigüedad con la intención de mantener un discurso abierto. Preocuparse por la técnica es gastar energía en vano, ya que ésta es tan sólo un apéndice del auténtico peligro: el hombre técnico. Cuando estamos frente al doctor Berruga asistimos a una revelación socarrona:


























Las 3 famosas leyes de Asimov son papel mojado. Unos cuantos imperativos técnico-morales no van a aplacar los delirios de grandeza del doctor Berruga. La tecnología está para que los técnicos hagan y deshagan con ella. Terranigma intenta apuntar, dentro de los límites de una historia puesta al servicio del entretenimiento con la videoconsola, hacia el bosque que no permite ver el frondoso árbol de la tecnología. Aquello que siempre ha estado ahí (sosteniendo la antorcha, creando necesidades que satisfacer) pero en un segundo plano. 

La rebelión de las máquinas contra los creadores es una forma educada de reconocer que seguimos sin saber enfrentarnos a las implicaciones que conlleva nuestra "sabiduría profesional". Aún necesitamos proyectar los fantasmas en lo ajeno.

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